Hace tres años, Désiré Doué jugaba la final del Europeo Sub-17, en un torneo en el que salió campeón y se dio a conocer junto a talentos como Zaïre-Emery, la joya de la corona de aquella generación, o Mathys Tel, traspasado meses después al Bayern de 30 millones. Aquel mediocentro, ahora extremo, no sabía que, tres años después, en una final de Champions contra el Inter, iba a firmar una actuación perentoria, dos goles y una asistencia, que quedará marcada en los libros de historia de la máxima competición europea.

Con 16 años debutó en el Rennes y con 17 ya era titular indiscutible del conjunto bretón. Su crecimiento, imparable, llamó la atención de los grandes clubes europeos. El Bayern tomó la delantera, le ofreció un contrato de muchos años, pero una llamada del PSG y una conversación con Luis Enrique, uno de sus máximos valedores, cambiaron la historia de la estrella en ciernes, también la del conjunto parisino en la Champions, torneo que le afligió durante años y que ahora ha dominado sin paliativos y con una superioridad aplastante.

El PSG se avino con el Rennes para formalizar un traspaso de 60 millones de euros. El precio fue lo de menos, ya que Luis Enrique vio en Doué un potencial imparable, uno de esos jugadores que no sienten la presión en ningún contexto, que cogen el balón y no lo sueltan, que en los momentos decisivos juega con un aplomo, una energía y una determinación que contagian al resto de sus compañeros. Aunque comenzó la temporada como suplente, sobre todo por el sensacional nivel de Barcola, al que sentó en la final de la Champions, su crecimiento fue imparable.

Fue a partir de diciembre, precisamente en un momento crítico del PSG en Champions, cuando Doué comenzó a exhibir su descomunal calidad. En un partido en Salzburgo marcó y asistió, entrando desde el banquillo, y comenzó a encadenar titularidades que le catapultaron a una nueva dimensión. En la metamorfosis del campeón de la Champions en Europa, batiendo a todos los equipos de la Premier League de la máxima competición europea, Doué fue uno de los cabecillas, manifestando una personalidad arrolladora a sus 19 años.

54 partidos, 15 goles y 16 asistencias, MVP de la final de la Champions y primer jugador de la historia que tiene tres participaciones de gol en una final de la máxima competición europea evidencian que estamos ante uno de los mayores talentos de la última década de la fábrica inagotable de talentos que es el fútbol francés. Su prórroga en Anfield, su golazo en los cuartos contra el Aston Villa, su final, su Champions, han sido trascendentales para que el PSG, por fin, sepa lo que es lograr una Copa de Europa. Unos méritos que le han permitido ser nombrado mejor jugador joven de la Champions por delante, por ejemplo, de Lamine Yamal.

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Doué se ha postulado como uno de los favoritos para llevarse el Golden Boy. A sus 19 años, con un ilusionante porvenir por delante, el extremo del PSG podría alzarse con el galardón tras haber realizado una Champions monumental. “Estos chicos no sienten la presión. Son jugadores de otra generación”, recalcó Luis Enrique el sábado, para ensalzar la calidad y la personalidad del canterano del Rennes. El jueves, contra España, en la Nations League, su calidad puede ser determinante para decantar un duelo de quilates entre dos de las mejores selecciones del fútbol europeo.

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